El condado de L.A. reporta 60 nuevas muertes por coronavirus mientras los sitios de prueba cierran en medio de protestas
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Las protestas en curso por la muerte de George Floyd han detenido momentáneamente el progreso en la lucha del condado de Los Ángeles contra el COVID-19, ya que varios sitios de prueba han sido cerrados o han modificado sus horarios.
Los funcionarios del condado de Los Ángeles han enfatizado durante mucho tiempo la necesidad de que los residentes se hagan la prueba del coronavirus en un esfuerzo por evitar su propagación, especialmente a medida que se levantaron más restricciones en el condado.
“Continuamos garantizando que nuestros sitios de prueba sean seguros tanto para los pacientes como para el personal. Las pruebas siguen siendo una prioridad mientras continuamos luchando contra la propagación del coronavirus en el condado de Los Ángeles”, manifestó la Dra. Christina Ghaly, directora del Departamento de Servicios de Salud del Condado de Los Ángeles.
En Los Ángeles, el Dodger Stadium y el Kedren Community Health Center siguen siendo los únicos sitios donde los funcionarios de la ciudad realizarán pruebas el martes, después de que otros hayan sido cerrados. Las autoridades esperan reabrir los centros de prueba el miércoles.
El condado y la ciudad de Los Ángeles supervisan 30 sitios de prueba, que están separados de varias ubicaciones estatales e independientes en toda el área. Al menos 20 de esos sitios han sido afectados. Los residentes que tenían una cita para las pruebas fueron notificados por teléfono o correo electrónico, señalaron las autoridades. Aquellos que buscan citas deben consultar el sitio web del condado o la ciudad para ver la disponibilidad, o comunicarse con su médico.
Las autoridades informaron el martes 60 muertes adicionales y 1.202 casos nuevos. Más de 57.000 personas han sido infectadas por el virus en el condado de Los Ángeles y 2.443 han fallecido. Las comunidades negras se han visto especialmente afectadas, una realidad que la directora de salud pública del condado de Los Ángeles, Bárbara Ferrer, señaló el lunes que está vinculada a un sistema de acceso desigual a la atención médica que perjudica a las comunidades marginadas. Ferrer comentó que era imposible separar esa desigualdad de la indignación por la muerte de Floyd, un hombre negro en Minneapolis, bajo la custodia de un oficial de policía.
La crisis del coronavirus está en curso, dijeron las autoridades. Sin una vacuna o terapias médicas para combatir la enfermedad, el cambio de comportamiento, incluido el distanciamiento social y las mascarillas, ha llevado a mejoras modestas en la disminución del impacto del virus.
Pero a medida que las multitudes salen a las calles y renuncian a las prácticas de distanciamiento social, no está claro si el virus intensificará su propagación.
“Siempre me preocupa un aumento”, dijo Ferrer el lunes cuando se le preguntó si temía que las protestas pudieran llevar a un incremento en los casos.
La protesta política es una de las dos grandes reuniones permitidas por orden estatal y del condado. La otra es la reunión para el culto religioso.
Los funcionarios de salud pública han dado instrucciones a las personas, incluidos los manifestantes, para que sigan usando mascarillas faciales mientras están en público y que mantengan una distancia de seis pies de aquellos que no viven en su mismo hogar.
“Los manifestantes que han tenido contacto cercano con miembros que no son del hogar y que no usan cubiertas faciales, deberían, cuando sea posible, someterse a cuarentena en su residencia durante 14 días y controlarse a sí mismos para detectar síntomas de COVID-19. Si desarrollan síntomas, deben llamar a su proveedor de atención médica y considerar la posibilidad de hacerse la prueba”, indicaron los funcionarios en un comunicado el martes.
La capacidad de prueba ha sido una de las principales prioridades establecidas por el gobernador Gavin Newsom al permitir que los condados alivien las restricciones de quedarse en casa. En el condado de Los Ángeles, los funcionarios fueron criticados por la falta de disponibilidad de pruebas cuando comenzó la pandemia. Pero en las últimas semanas, el condado ha expandido los sitios de prueba y permitido que todos los residentes, tanto sintomáticos como asintomáticos, se hagan la prueba en un esfuerzo por comprender mejor el impacto del virus y prevenir sus efectos generalizados.
Hasta la fecha, casi 612.000 de los 10 millones de residentes del condado han sido examinados para detectar el virus. De esos individuos, el 8% ha dado positivo.
El condado implementó un estado de emergencia el sábado por la noche, sólo un día después de permitir que los salones de belleza, peluquerías y restaurantes se reabrieran por completo. Los condados de todo el estado han continuado facilitando las modificaciones.
En el condado de Santa Clara, los funcionarios anunciaron que todos los comercios minoristas en tiendas, restaurantes al aire libre, fabricación, pequeñas empresas de servicios, guarderías y programas de verano podrán reanudarse el viernes.
“Como comunidad y nación, estamos viviendo algunos de los momentos más difíciles y desafiantes que muchos de nosotros hemos experimentado”, dijo la Dra. Sara Cody, Oficial de Salud del condado. “El virus COVID-19 ha tenido un impacto en todos los aspectos de nuestras vidas. Ha sido particularmente devastador para las comunidades de bajos ingresos y las comunidades de color en nuestro condado y en todo nuestro estado y nación. Esto se ha agravado por las inequidades estructurales que existen en nuestra sociedad que son injustas, persistentes y perjudiciales”.
El condado señaló el aumento de las pruebas como una medida clave en su decisión de continuar levantando las restricciones.
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