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La presión aumenta para poner fin al toque de queda en medio de protestas más pacíficas

Más protestas masivas contra la muerte de George Floyd y la violencia de la policía local se extendieron por el Sur de California junto con la creciente presión para poner fin al toque de queda impuesto durante el fin de semana.

La policía reportó pocos problemas el miércoles por la noche, luego de lidiar con saqueos dispersos y vandalismo el sábado, domingo y lunes. Las autoridades retrasaron los toques de queda para más tarde en la noche en medio de la presión de levantarlos todos juntos.

La supervisora del condado de Los Ángeles, Janice Hahn, dijo que si bien los toques de queda estaban justificados el domingo y lunes por la noche, “ahora parece que se están utilizando para arrestar a manifestantes pacíficos. Ya no creo que sean necesarios”. El alcalde Eric Garcetti manifestó que el toque de queda podría levantarse si las cosas permanecen tranquilas el miércoles por la noche.

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La Unión Americana de Libertades Civiles presentó una demanda contra la ciudad y el condado de Los Ángeles y la ciudad de San Bernardino para poner fin al toque de queda.

“La supresión extraordinaria de los toques de queda de toda protesta política en las horas de la tarde viola claramente la Primera Enmienda a la Constitución de Estados Unidos, y sus restricciones generales de movimiento fuera del horario laboral violan la protección de la libertad de movimiento de la Constitución”, expuso ACLU en un comunicado.

La demanda fue presentada en nombre de Black Lives Matter y otros.

La mayor manifestación que tuvo lugar en el Centro Cívico, donde miles protestaron contra la fiscal del condado, Jackie Lacey, por el manejo de los asesinatos por parte de la policía local, apenas comenzaba cuando el suelo se balanceó por un terremoto de magnitud 5.5 ubicado a 120 millas del centro alrededor de las 6:30 p.m.

“La fiscal debe ser responsable de su falta de liderazgo y cuidado por las personas que perdimos”, dijo el manifestante Al Calderón, de 26 años. “Es inquietante escuchar las historias de estas familias”.

El miércoles, 61 personas fueron acusadas de saqueo y otros delitos en relación con los robos, incendios y destrozos en todo el condado de L.A. Cerca de 2.500 individuos fueron arrestados entre el viernes y el martes por la mañana durante las protestas en gran parte pacíficas.

“Apoyo las protestas pacíficas organizadas que ya han atraído la atención necesaria a la desigualdad racial en toda nuestra sociedad, incluso en el sistema de justicia penal”, manifestó Lacey en un comunicado. “También tengo el deber constitucional y ético de proteger al público y enjuiciar a las personas que saquean y destrozan nuestra comunidad”.

Una serie de protestas pacíficas por el asesinato a manos de la policía de Floyd se efectuaron en Newport Beach el miércoles.

Aunque las protestas fueron tranquilas, una cámara de televisión capturó una escena aterradora en Balboa Boulevard cuando un vehículo atravesó una multitud de manifestantes y finalmente chocó con un ciclista.

Nadie resultó herido y el conductor se detuvo y está cooperando con la investigación, dijo la portavoz del Departamento de Policía de Newport Beach, Heather Rangel. Esto no parece haber sido una acción deliberada, agregó.

Para Gale Oliver Jr., pastor de la Greater Light Family Church en Santa Ana, una protesta contra el racismo y la brutalidad policial en uno de los enclaves más ricos del condado de Orange es una señal de estos tiempos.

“Es una bendición que esto esté sucediendo en Newport Beach”, dijo Oliver, quien es negro. “Con ello me refiero a que si esto está pasando en Newport Beach, supongo que Estados Unidos finalmente está escuchando”.

Oliver comentó que los pastores en Santa Ana comenzaron a reunirse regularmente con los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley del condado de Orange hace unos cinco años con la esperanza de terminar con la “vigilancia desde el punto de vista de que están bajo ataque”. He visto progresos, pero aún queda mucho por hacer, señaló, aquí y en todo el país.

“Dos hombres han dicho: ‘No puedo respirar’. Uno lo mencionó ocho veces, otro 11”, destacó Oliver, refiriéndose a las muertes de Floyd y Eric Garner, que murió mientras era detenido por la policía en la ciudad de Nueva York. “No puedo respirar, lo que eso realmente significa es que hay cosas que te asfixiarán. El racismo y el odio te sofocarán”.

Kyle Scallon, de 21 años, acudió el miércoles para protestar no sólo por la muerte de Floyd, sino por un enfoque discriminatorio que cree que la policía en el condado de Orange ha practicado durante demasiado tiempo. Mientras conduce en su ciudad natal de Mission Viejo y en otras partes del condado, relató Scallon, los agentes lo detienen con la intención de interrogar a su novia, quien es criolla.

“Me piden mi licencia”, dijo, “y le preguntan dónde vive, a dónde va, qué está haciendo en el automóvil”. Según su experiencia, señaló Scallon, la visión prejuiciosa de la policía es asumir que las personas de color está haciendo algo mal, sin importar las circunstancias del encuentro.

“Estoy aquí porque sólo quiero que los policías se den cuenta de que no todos son malos”, comentó, de pie junto a un grupo de manifestantes en la esquina de MacArthur Boulevard y Pacific Coast Highway. “Se ha convertido en el sistema, pero necesitan comprender que no todos los que conocen son malos”.

El toque de queda permitió a la policía de Los Ángeles realizar arrestos masivos en los últimos días, en su mayoría manifestantes que optaron por no irse cuando la policía les ordenó hacerlo.

Miles de personas han sido arrestadas en la región de Los Ángeles desde el sábado.

En la Calle 8 y Crenshaw Bouelvard el martes por la noche, la policía detuvo a docenas de manifestantes que habían convergido en la residencia del alcalde.

La multitud coreó “protesta pacífica” de manera intermitente y, en su mayor parte, obedeció tranquilamente a la policía mientras estaban esposados con bandas de plástico.

La policía arrestó a la multitud metódicamente e hizo que los manifestantes se pararan con las piernas abiertas contra una puerta, recolectando nombres e información antes de escoltar a cada uno de ellos al autobús del Sheriff del condado de Los Ángeles.

Después de que arrestaban a cada persona, algunos les gritaban: “Te amamos” y aplaudían.

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