Impaciencia y confianza, las razones por las que California ahora supera a Nueva York con la mayor cantidad de casos de coronavirus
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California registró algunos de los primeros casos de COVID-19 en Estados Unidos y la primera muerte conocida del país, en lo que se convertiría en una pandemia mundial. Respondió con la primera orden de quedarse en casa de la nación. Ahora, el Estado Dorado suma otra distinción dudosa: más casos confirmados de coronavirus que cualquier otro estado.
California sobrepasó a Nueva York el miércoles por la mañana, llegando a más de 409.000 casos y eclipsando los 408.886 de Nueva York, según el Centro de Recursos de Coronavirus en la Universidad Johns Hopkins.
California es el número 1, en parte, porque es el estado más poblado, pero también porque millones de residentes no han querido o no han podido practicar el distanciamiento social y el uso de mascarillas que, según los expertos en salud pública, son las mejores medidas para mantener en jaque al SARS-CoV -2.
“Creo que comenzamos a dejar el refugio en casa en algún momento cercano al Día de los Caídos, tanto emocional como físicamente. Y estamos pagando el precio por eso”, dijo Nicholas Jewell, una autoridad de bioestadística en U.C. Berkeley. “Es como si estuviéramos de puntillas sobre hielo y nos dedicamos a que este se agote, algunos sin demasiada cautela, por lo que mucha gente cae a través del mismo”.
No fue hace tanto tiempo que el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, estaba siendo atacado por la lenta respuesta de su estado a la pandemia, mientras que California parecía haber esquivado el desastre con su acción temprana.
Pero las cosas han cambiado y la marcha de la enfermedad aquí no mostró signos de desaceleración el miércoles, ya que el gobernador Gavin Newsom informó que se habían registrado 12.807 casos en las últimas 24 horas. Eso marcó un nuevo récord para California y empujó la cifra total de la pandemia a 413.576.
“Es solo otro recordatorio”, dijo Newsom, “de la magnitud del impacto que este virus continúa teniendo”.
Aunque sobrepasó a Nueva York en el número total de afectados, California (con casi 40 millones de residentes, más del doble de la población del Empire State) ha contabilizado una cifra mayor a las 8.000 muertes por COVID-19, menos de un tercio del número de decesos en Nueva York.
Al igual que en otros estados, algunos de los brotes más grandes de California han sido en centros de cuidado de ancianos, prisiones y plantas empacadoras de carne. Pero la enfermedad se ha extendido a lugares sin espacios tan reducidos, como el condado de Mono, donde los trabajadores de restaurantes han estado entre los más afectados.
La ciudad de Nueva York vio cómo las salas de cuidados intensivos se abrumaron y las morgues se inundaron de cuerpos, ya que las muertes aumentaron a aproximadamente 800 por día. Esas escenas de sufrimiento continúan personificando la amenaza de la nueva enfermedad respiratoria en Estados Unidos. Incluso con los aumentos recientes, California no ha visto abrumado su sistema de cuidados intensivos. El día más mortal por COVID-19 fue el 8 de julio, cuando fallecieron 149 personas.
La crisis de primavera de Nueva York debería seguir siendo una advertencia para los californianos, dijo el Dr. Grant Colfax, director de salud pública de San Francisco. Añadió que la emergencia en Nueva York reveló “cuán grave puede ser la pandemia y qué tan rápido puede empeorar”. Igualmente debería anticipar al Estado Dorado que incluso un sistema de salud sofisticado y bien financiado puede verse abrumado.
Si los casos en el Área de la Bahía continúan aumentando, “es posible que podamos enfrentarnos a la situación de Nueva York a fines del verano u otoño”, expuso Colfax.
Pero la experiencia de Nueva York también confirma que los aumentos en COVID-19 pueden revertirse con un esfuerzo público concertado. “Solo espero que podamos hacer eso antes de un incremento masivo”, destacó Colfax. “Nueva York desafortunadamente tuvo que hacerlo después de un aumento masivo”.
La tormenta pandémica de Nueva York al parecer originó un lado positivo puesto que obligó a los neoyorquinos a “hacer un cambio de comportamiento más dramático y sostenido”, comentó el Dr. Geoffrey Leung, director médico ambulatorio del Sistema de Salud de la Universidad de Riverside en Inland Empire.
“En Nueva York, todos conocían a alguien que tenía COVID”, agregó Leung, mientras que hasta este momento muchos californianos solo conocen la enfermedad de segunda mano y, por lo tanto, carecen del “controlador emocional que tenían en Nueva York”.
Leung expuso que el sistema de salud de Riverside ha tenido que ampliar su capacidad de cuidados intensivos de 36 a 54 camas debido a la afluencia de pacientes. El espacio físico es más fácil de proporcionar que la resistencia emocional de los trabajadores de la salud, dijeron varios médicos.
“El concreto hace que un hospital no se desgaste, pero los humanos se desgastan”, dijo el Dr. Armand Dorian, director médico del Hospital Verdugo Hills de USC. “Mi producto más difícil de mantener son mis trabajadores de primera línea. ¿Cómo vamos a reponer a estas personas o darles un descanso? Ese es un tema que no discutimos lo suficiente”.
El aumento de las cifras de hospitalización representa uno de los impactos posteriores al incremento de las infecciones. Esta semana se alcanzó un nuevo máximo, con 7.170 hospitalizados en todo el estado a partir del martes. Más de 2.000 de esos pacientes ocuparon camas de cuidados intensivos, según el Departamento de Salud Pública del estado.
El número de defunciones también continúa en alza, con 674 muertes durante la semana que terminó el lunes, el total más alto de siete días hasta la fecha. Esa cifra rompió el récord establecido en la semana anterior, cuando fallecieron 640. La semana anterior a eso, los decesos por COVID-19 sumaron 474.
Los funcionarios estatales buscaron poner las estadísticas en perspectiva.
“Yo mismo no advertí la importancia de esa cifra”, dijo el martes el secretario de Salud y Servicios Humanos de California, Dr. Mark Ghaly, cuando se le preguntó acerca de que California se convirtiera en el número 1 en infecciones totales por coronavirus.
Señaló la población y el tamaño geográfico del estado y agregó: “Al final, realmente espero que California sea el estado que más se adaptó, aprendió, se preparó mejor y que de verdad hizo reducir su impacto”.
Newsom señaló que, especialmente dado el tamaño del estado, incluso un ligero aumento en las personas que tienen contacto social causaría un alza en los números del estado. No obstante, calificó el caso de California como “un recordatorio sobrio de por qué nos estamos tomando las cosas tan en serio”.
Los totales de hospitalizaciones y muertes que están alcanzando nuevos máximos reflejan la exposición al virus que ocurrió hace semanas, dijeron los expertos. Ese se convierte en uno de los desafíos clave en la lucha contra el COVID-19: pueden pasar semanas para ver si los pasos dados para detener la propagación de la enfermedad están funcionando.
Por el contrario, también puede llevar semanas ver las repercusiones de no tomarse el contagio en serio, como cuando las personas no usan mascarillas al estar cerca de otros, se mezclan con individuos con los que no viven y se niegan a lavarse y desinfectarse las manos regularmente.
La administradora del hospital, Dorian, teme que un tipo secundario de epidemia -la falta de confianza pública- esté haciendo que sea más difícil lograr un amplio cumplimiento público. “El uso de la mascarilla debería ser una cuestión simple, pero ahora, a menudo me enfrento a personas que dicen que es una declaración política. No lo es”.
Las autoridades estatales de salud emitieron una orden para que las personas al estar en público usen una mascarilla el 18 de junio y volvieron a imponer restricciones a muchas otras actividades la semana pasada. Pero Ghaly señaló que tomará de tres a cinco semanas determinar si esas restricciones han reducido las tasas de infección. Jewell, el epidemiólogo de la Universidad de Berkeley, dijo que las restricciones en algunos viajes también ayudarían a frenar el efecto de “mezclador” de los portadores de coronavirus que propagan el virus por California y entre los estados.
“Lo hicimos bien en marzo y abril con algunas de esas restricciones”, manifestó Jewell. “Pero nos impacientamos. Ahora hay mucho más riesgo del que había en aquel entonces, pero será bastante más difícil lograr que la gente vuelva a seguir esas reglas”.
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