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OPINIÓN: La vacuna llegó… ¿y los trabajadores agrícolas?

Carlos García, de 73 años, corta naranjas en el Valle de San Joaquín en medio de la pandemia del coronavirus.
(Tomas Ovalle/Tomas Ovalle/For the Times)

Hay buenas noticias, finalmente, respecto a las vacunas que estarán disponibles para protegernos del virus SARS-CoV-2 y, alrededor de ello, empieza el debate sobre a quién vacunar primero. Cuando hablamos de médicos y enfermeros, así como de adultos mayores o personas con alguna condición preexistente de salud, queda claro que deben estar entre los primeros en recibirlas; pero ¿qué hay de los trabajadores del campo? ¿volverá a relegárseles a pesar de que, en condiciones muy desfavorables, han arriesgado y continúan arriesgando su vida para proveernos de alimentos a todos? ¿Acaso no ha quedado claro que nuestra sobrevivencia depende de ellos?

Hace más de nueve meses, cuando fue declarado de manera oficial que estábamos enfrentando una pandemia, en el Consulado General de México en Los Ángeles decidimos instrumentar todas las medidas necesarias, para garantizar la salud y proteger tanto al equipo consular que trabaja todos los días de manera incansable para brindar servicios, como a la comunidad que acude a nuestras instalaciones a realizar trámites o recibir asistencia y protección consular.

Además de ello, y como un tema que asumí como una batalla en lo personal, resolvimos levantar la voz y abogar por los trabajadores esenciales, en específico los trabajadores agrícolas, quienes en su mayoría son mexicanos, de bajos recursos y en un trabajo que los expone continuamente a la pandemia.

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En este contexto, en el marco del ejercicio efectivo de la diplomacia consular y bajo el liderazgo del canciller Marcelo Ebrard, logramos transmitir nuestra preocupación a las autoridades correspondientes, al tiempo que reiteramos nuestro compromiso por continuar con el apoyo a los más vulnerables.

Así, visibilizamos la problemática que enfrentan los trabajadores agrícolas a través de los medios tradicionales y las plataformas sociales, y señalamos la importancia de atender tres puntos fundamentales: 1) Continuar el cabildeo en Washington sobre sus derechos; 2) Proveerles del equipo de protección personal y las condiciones laborales que les permitieran garantizar su salud y enfrentar la pandemia en una mejor situación; y 3) Mostrar nuestro reconocimiento y gratitud a estos verdaderos héroes del Siglo XXI.

De manera extraordinaria, realizamos trabajo humanitario al participar en la entrega de despensas y equipos de protección personal, que beneficiaron a más de un millón de familias y, desde el mes de agosto, gracias a la alianza con la supervisora del condado de Los Ángeles, Hilda Solís, tenemos un centro de pruebas de detección de COVID-19 operando en las instalaciones del consulado, el cual está abierto a toda la comunidad angelina.

Con este mismo compromiso, ahora que las autoridades enfrentan la tarea de decidir cómo organizan la fila de la inmunización, y con el fin de contribuir a la decisión sobre quiénes serán los primeros en ser vacunados, el Consulado General de México en Los Ángeles insistirá, en todos los foros y por todos los medios, que los trabajadores agrícolas son esenciales y deben tener pronto acceso a las vacunas, de tal manera que la gran labor que realizan continúe contribuyendo al bienestar de la sociedad en su conjunto. Seguiremos alzando la voz y defendiendo su causa para crear conciencia entre la población de la importancia que representan los trabajadores agrícolas en nuestra vida diaria.

Gracias a ellos, hemos transitado a lo largo de esta pandemia y no ha faltado el alimento en nuestros hogares; ellos y ellas siguen arriesgando su vida todos los días, tanto en el campo como en las plantas procesadoras, para asegurar que las frutas y vegetales, la carne y el pescado, no nos hagan falta.

Estamos a tiempo para tomar las mejores decisiones sobre a quiénes debe vacunarse primero, y sin duda una de las mejores decisiones incluye esa consideración a los trabajadores del campo. No, no podemos dejarlos una vez más en el olvido. Hacerlo sería una injustica y un error de política pública.

*Marcela Celorio es cónsul general de México en Los Ángeles (California).

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