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El COVID-19 se propaga a una velocidad asombrosa: 100.000 casos nuevos en el condado de Los Ángeles en poco más de una semana

El neumólogo Dr. Laren Tan, centro, y su equipo de enfermeras
El neumólogo Dr. Laren Tan, centro, y su equipo de enfermeras y terapeutas respiratorios entuban a un paciente con COVID-19 en la UCI del Centro Médico de la Universidad de Loma Linda el martes.
(Gina Ferazzi / Los Angeles Times)

El condado de Los Ángeles ha registrado 100.000 nuevos casos de coronavirus en poco más de una semana, ya que las infecciones continuaron multiplicándose a una velocidad asombrosa que no se había visto en ningún otro punto de la pandemia.

La propagación del virus no mostró signos de desaceleración en Los Ángeles ni en todo el estado, que registró cifras récord durante toda la semana, lo que aumenta las preocupaciones de que la situación en los hospitales ya abrumados se volverá aún más tensa en las próximas semanas.

Los expertos dicen que, por lo general, una persona que contrae el coronavirus tarda de dos a tres semanas en enfermarse lo suficiente como para requerir atención hospitalaria. Y California ahora reporta de dos a tres veces más casos que a principios de diciembre, según datos compilados por el Times.

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Hasta el sábado por la mañana, el Centro Médico Harbor-UCLA en Torrance estaba tratando a 97 pacientes por COVID-19, dijo el Dr. Anish Mahajan, director ejecutivo del hospital. Durante los últimos 10 días, el hospital ha estado usando una gran sección del área de emergencias como sala de cuidados intensivos improvisada, con una docena de pacientes con ventiladores.

Si el aumento de casos continúa, Harbor-UCLA probablemente convertirá el área del hospital generalmente designada para pacientes que se recuperan de una cirugía en una sala de cuidados críticos, expuso Mahajan.

El personal de enfermería está extremadamente reducido debido a la gran afluencia de pacientes, dijo Mahajan. Así que el hospital ha reasignado a 100 enfermeras de otras áreas, incluso aquellas en el lado administrativo que tienen habilidades de cuidados críticos, para unirse al equipo de UCI.

Contribuyendo a la escasez de personal está el creciente número de empleados del hospital que han contraído el virus, subrayó Mahajan. Los esfuerzos de rastreo de contactos hospitalarios muestran que la mayoría de ellos probablemente se infectaron fuera del trabajo, dijo.

“Además, la gente está agotada, lidiando con condiciones relacionadas con el estrés y necesitan un descanso”, manifestó Mahajan.

El estado registró 53.326 nuevos casos de coronavirus el viernes, según el recuento del Times, superando el récord anterior de 52.330 casos establecido el miércoles y marcando el tercer día consecutivo en que los nuevos casos superaron los 50.000.

California promedió más de 40.000 nuevos casos de coronavirus por día durante la última semana, un nuevo récord y más del triple de la cifra de hace tres semanas, cuando el estado reportaba alrededor de 13.000 nuevos casos por día.

California tiene un promedio de 226 muertes diarias, también un nuevo récord.

Había 16.465 pacientes de COVID-19 en los hospitales de California el viernes, según los datos publicados por el estado el sábado, un aumento de casi 635% respecto a dos meses antes, cuando había 2.241 pacientes.

El condado de Los Ángeles, que según un funcionario de salud está a punto de convertirse en el epicentro de la pandemia, registró el sábado 13.521 nuevos casos de coronavirus y 64 muertes, de acuerdo al recuento independiente del Times, lo que eleva su total a 610.907 casos y 8.822 decesos.

“Somos testigos todos los días del terrible sufrimiento causado por un virus que se está propagando sin control por todo el Condado”, dijo la directora de Salud Pública del condado, Bárbara Ferrer, en un comunicado. “Seguir las medidas de seguridad salva vidas y es nuestra única forma de proteger a los trabajadores esenciales y nuestros hospitales”.

El condado de Orange, que también ha batido récords de nuevos casos y hospitalizaciones, tenía 1.601 pacientes en sus hospitales. El Condado reportó el sábado 3.445 nuevos casos y 26 muertes.

La próxima semana, el condado de Los Ángeles espera recibir dosis de la vacuna desarrollada por Moderna y los Institutos Nacionales de Salud, que la Administración de Alimentos y Medicamentos autorizó recientemente para uso de emergencia. Estarán reservados para el personal, los residentes y las instalaciones de enfermería especializada, los paramédicos de primera línea, y quienes administran vacunas, informaron el sábado funcionarios de salud pública.

La disponibilidad de camas de la unidad de cuidados intensivos en todo el Sur de California y el Valle de San Joaquín se mantuvo en 0% el sábado, y los funcionarios advirtieron que se espera que las condiciones en los hospitales se erosionen aún más si el coronavirus continúa propagándose sin control.

El L.A. County-USC Medical Center estaba tratando a 160 pacientes con COVID-19, 65 de ellos en UCI. De las 600 camas del hospital, alrededor de 100 son camas de UCI capaces de manejar pacientes con COVID-19, lo que significa que menos de la mitad de las camas quedan disponibles para ser utilizadas por otros pacientes gravemente enfermos o lesionados, expuso el Dr. Brad Spellberg.

Muchas mañanas durante los últimos siete a 10 días, los trabajadores del hospital han llegado para encontrar que no hay camas disponibles en UCI y, tan pronto como se abre una, un paciente en el departamento de emergencias a menudo está esperando para usarla, dijo Spellberg.

“Estamos luchando para mover a la gente, para encontrar lugares adonde puedan ir”, manifestó.

En varias ocasiones, el hospital ha recurrido al uso de una estación de clasificación instalada en una tienda de campaña fuera de su departamento de emergencias y ha equipado un área que no suele albergar a pacientes gravemente enfermos con camas y personal para brindar atención, expuso.

Pero el principal desafío es la dotación de personal, no el espacio físico, señaló. El hospital ha reducido las visitas a la clínica ambulatoria y los procedimientos electivos, reteniendo la atención de estos servicios no críticos y así poder reasignar al personal “para permitirnos avanzar en el agua y no hundirnos”, dijo Spellberg.

“Este es el nivel de lo que llamamos atención de contingencia, en el que nos esforzamos por mantener los estándares de cuidado”, dijo. “Aún no hemos llegado a una atención en crisis, pero nos estamos acercando”.

Si eso sucede, destacó, el hospital tendrá que hacer cosas como transgredir la proporción aceptable de personal por pacientes y asignar personas para brindar niveles de atención en los que no tienen experiencia específica.

“No tendremos otra opción”, subrayó. “Los hospitales sólo pueden reaccionar ante lo que nos llega”.

Ya el 11 de diciembre, el Departamento de Salud Pública de California comenzó a otorgar exenciones que permiten a los hospitales aumentar la cantidad de pacientes que las enfermeras pueden tratar a la vez. Para las enfermeras de UCI, eso significa que ahora se espera que traten a tres pacientes en lugar de los dos habituales.

La Asociación de Enfermeras de California ha criticado esta medida, diciendo que degradará la calidad de la atención que reciben los pacientes.

“Las asignaciones cargadas de pacientes reducen drásticamente el tiempo que las enfermeras pueden brindarles atención individualizada, monitorear adecuadamente su condición y aumentar la probabilidad de errores, como los estudios han documentado durante años”, expuso Zenei Cortez, enfermera registrada y presidenta de la Asociación de Enfermeras de California. “En una pandemia, es una invitación abierta a aumentar el riesgo de propagar el virus a otros pacientes y demás personal”.

La Asociación de Hospitales de California ha rechazado la oposición del sindicato de enfermeras a la exención, señalando una escasez en todo el estado de enfermeras de cuidados críticos.

“En momentos como estos, los proveedores de atención médica de California necesitan, sin exagerar, todas las manos para salvar la vida de las personas”, dijo Carmela Coyle, directora ejecutiva de Asociación de Hospitales de California en un comunicado.

Las exenciones no solo afectan a las enfermeras de UCI. Nerissa Black, enfermera titulada en el Hospital Henry Mayo Newhall de Valencia y parte de la Asociación de Enfermeras de California, trabaja en una unidad COVID-19 que trata a 29 pacientes. Su carga de pacientes saltó de cuatro a seis la semana pasada.

Los pacientes de Black no se encuentran en una condición crítica, pero la nueva proporción de pacientes por enfermero ya ha pasado factura. Antes del cambio, pasaba 15 minutos con cada paciente cada hora; ahora tiene 10 minutos.

“Eso incluye ponernos nuestro PPE, documentar mis intervenciones, revisar los resultados de laboratorio y de radiografías y cualquier hallazgo anormal”, expuso. “Así que hay algunas cosas que se pasan. No podemos cepillarles los dientes, lavarles el pelo, hablarles sobre sus vidas y cómo podemos ayudarlos mejor”.

Si es necesario que hospitales como el del condado de L.A.-USC pasen al modo de atención de una crisis, se aumentaría aún más la carga de trabajo de los empleados, dijo Spellberg.

“Si los casos se mantienen en este nivel y luego comienzan a declinar, nos mantendremos con las uñas”, subrayó.

Pero, si hay un aumento adicional significativo, dijo, “tendremos pacientes en los pasillos y vamos a empezar a tomar decisiones difíciles sobre quién recibirá atención”.

Los funcionarios del hospital están luchando simultáneamente para proporcionar las primeras dosis de la vacuna COVID-19 a sus trabajadores.

En el condado de Los Ángeles, cientos de trabajadores de la salud en hospitales administrados por el Condado han recibido una dosis de vacuna hasta ahora, y se esperaba que ese número llegará a aproximadamente 6.000 para Navidad, dijeron las autoridades a principios de esta semana. El Condado recibió una asignación inicial de la vacuna Pfizer-BioNTech la semana pasada y recibirá un segundo lote la próxima semana; ambas están destinadas a los trabajadores de los hospitales de cuidados intensivos.

Las vacunas han sido un punto positivo en medio de los agotadores días en Harbor-UCLA, dijo Mahajan. Casi 600 miembros del personal del hospital, incluidos médicos, técnicos de rayos X y personal de mantenimiento, fueron vacunados el viernes por la mañana.

“Había una atmósfera de alivio increíble”, enfatizó Mahajan. “La gente era jovial de una manera que no había visto en mucho tiempo”.

Se vacunarán 1.000 más la semana que viene, dijo Mahajan, y varios miles más serán inoculados después de Navidad.

La próxima semana, el condado de Los Ángeles espera recibir dosis de la vacuna desarrollada por Moderna y los Institutos Nacionales de Salud, que la Administración de Alimentos y Medicamentos autorizó recientemente para uso de emergencia. Estarán reservados para el personal, los residentes y las instalaciones de enfermería especializada, los paramédicos de primera línea, y quienes administran vacunas, informaron el sábado funcionarios de salud pública.

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