¿Un momento único en la historia? ‘Las deportistas están haciendo lo que es necesario’
El Times pidió a jugadores, entrenadores y administradores que discutieran los temas urgentes del día.
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La mejor gimnasta del mundo se sentía quebrada por dentro, demasiado asustada para decir la verdad. Pasaron años antes de que Simone Biles revelara que había sido abusada sexualmente cuando era niña. “Cuanto más trato de apagar la voz en mi cabeza, más fuerte grita”, escribió en las redes sociales. “Ya no tengo miedo de contar mi historia”.
Con ese anuncio, en el invierno de 2018, Biles se unió a decenas de víctimas que denunciaron el escándalo de abuso sexual de Larry Nassar. También ocupó un lugar en una generación emergente y desafiante de atletas femeninas.
El equipo de fútbol femenino de EE.UU presentó una demanda colectiva contra su federación nacional, exigiendo el mismo nivel de apoyo que los hombres. La estrella de la pista, Allyson Felix, después de dar a luz a su hija, hizo campaña por algunas corredoras menos famosas que pierden patrocinios cuando entran en licencia por embarazo. Al momento de hablar, dijo: “Se trata de encontrar el coraje y la confianza”.
Casi 50 años después de la promulgación del Título IX, que buscaba poner fin a la discriminación basada en el sexo, las atletas femeninas aún enfrentan barreras significativas. Siguen detrás de los hombres en las tasas de participación a nivel juvenil, según un estudio reciente de la Women’s Sports Foundation. Les cuesta mucho seguir carreras en deportes profesionales, entrenamiento y administración.
Pero la nueva generación sigue luchando.
“Hay algo especial en este momento de la historia”, observó Cheryl Cooky, profesora asociada de Purdue que ha escrito mucho sobre género y deportes. “Las deportistas están haciendo lo que es necesario. Están abogando por sus derechos”.
Mientras el esfuerzo continúa, The Times solicitó a un grupo de jugadoras, entrenadoras y administradoras que discutan los temas apremiantes del momento.
ABUSO SEXUAL
Es posible que Larry Nassar, el médico especialista en deportes que se declaró culpable de abusar de atletas jóvenes con el pretexto de proporcionarles tratamiento, pase el resto de su vida en prisión. Fue durante su sentencia que Biles reunió valor para hablar públicamente.
“Pasé por un torbellino de emociones durante ese tiempo”, afirmó. “No es fácil”.
Desde entonces, mucho ha cambiado.
Ante la presión del Congreso, la Gimnasia de EE.UU y el Comité Olímpico y Paralímpico del país han revisado su liderazgo. Las autoridades también crearon una entidad de vigilancia, el U.S. Center for SafeSport, que a pesar de las primeras críticas, sigue trabajando para proteger a los atletas jóvenes.
Biles ve otro paso importante, y tiene que ver con arrojar luz sobre los abusos. “Mantener esa cuestión en secreto era realmente difícil”, manifestó. “Pero una vez que hablé al respecto, fue como quitarme un peso de encima”.
La gimnasta estadounidense, que ganó la 25º medalla en el campeonato mundial el otoño pasado, ansía una cultura atlética que apoye a las víctimas y les dé confianza para denunciar el abuso sexual. La transparencia, cree, es esencial para rehabilitar su deporte. “Entiendo que da miedo, especialmente después de que todo se supo”, añadió. ”Pero creo que poco a poco llegaremos a esa instancia”.
CUMPLIMIENTO DEL TÍTULO IX
Si bien el abuso sexual ha dominado los titulares, hay una historia más larga sobre la batalla por la igualdad.
En términos más simples, el Título IX, como parte de las Enmiendas de Educación de 1972, lucha por la “proporcionalidad”. Si la mitad del cuerpo estudiantil es femenino, debe haber un porcentaje correspondiente de oportunidades deportivas. Las preparatorias y universidades también pueden cumplirlo mostrando mejoras que lleven hacia esa meta.
La ley dio resultados significativos, pero la Women’s Sports Foundation asegura que las niñas aún van a la zaga de los varones hasta en un 10% en la participación general en los equipos juveniles. En la universidad, las mujeres jóvenes tienen desproporcionadamente menos oportunidades que los hombres en el 87% de las instituciones de la NCAA.
“Todavía no estamos a nivel equitativo”, aseveró Sarah J. Axelson, directora sénior de la fundación.
Los números son sólo una parte del problema. La fundación solicitó a las escuelas que eduquen mejor al personal. “La idea no es que nada más exista en papel, sino que sea completamente funcional”, afirmó Karen Issokson-Silver, vicepresidenta de investigación y evaluación. “Los coordinadores del Título IX no siempre están familiarizados con las regulaciones en su totalidad”.
Los administradores capacitados pueden ser más proactivos en la evaluación de sus programas deportivos, afirman los activistas, y eso podría derivar en más oportunidades que las niñas y las mujeres jóvenes desean.
“Mirar lo que está sucediendo a nivel de base”, sugirió Axelson. “¿Qué deportes se están volviendo más populares?”.
ELECCIÓN
Cuando se trata de satisfacer el Título IX, los departamentos de deporte escolar a menudo luchan por equilibrar los números. Pueden necesitar tres o más equipos femeninos, en varios deportes, para igualar el tamaño de la lista de un equipo de fútbol de 100 hombres.
Como una ex nadadora olímpica convertida en activista, Nancy Hogshead-Makar teme que algunos administradores estén esquivando la ley al colocar demasiadas atletas en un número limitado de deportes.
Por ejemplo, un informe de 2019 del Omaha World-Herald encontró que los equipos de mujeres en las universidades de todo el país promediaban unas 63 remeras. En Alabama y Michigan, que tienen importantes programas de fútbol, los totales fueron de 120 y 132, respectivamente. Otras instituciones contaban con listas de tamaño similar.
“Ello quita posibilidades a las mujeres que quieren comenzar un equipo de tenis o de rugby”, consideró Hogshead-Makar.
A través de su grupo activista, “Champion Women”, busca ayudar a las atletas a enfrentar este dilema.
“Para agregar un nuevo deporte en tu escuela, debes estar dispuesta a demandar”, declaró. “Permítanme aclarar esto: ¿Necesitan jóvenes de 18 y 20 años que estén preparadas para demandar?”.
Las niñas y las mujeres tienen más probabilidades de participar si sus escuelas ofrecen una variedad más amplia de equipos, creen los defensores, y las ramificaciones se extienden más allá del atletismo. “El principal predictor de si una mujer ingresa o no a una carrera STEM es si tuvo o no una experiencia deportiva en equipo”, remarcó Hogshead-Makar. “Eso cambia su trayectoria de vida”.
ENTRENAMIENTO
Fue la primavera pasada cuando Muffet McGraw, la entrenadora de baloncesto femenino de Notre Dame, declaró que nunca contrataría a otro asistente masculino.
¿Su razonamiento? “No tenemos suficientes modelos femeninos a seguir”, dijo. “No contamos con bastantes mujeres líderes visibles, ni la cantidad idónea de mujeres en el poder”.
La aprobación del Título IX provocó un aumento en las entrenadoras, y las mujeres ahora lideran el 90% de los equipos universitarios femeninos, según el Centro Tucker de Investigación sobre Niñas y Mujeres en el Deporte de la Universidad de Minnesota. Pero ese número se ha reducido a alrededor del 40% en la última década.
“Comienza en el nivel juvenil, con las jugadoras de fútbol de seis años”, indicó McGraw, quien mantiene un equipo de trabajo íntegramente femenino desde 2012. “El padre de alguna de ellas suele ser el entrenador. Las niñas aprenden desde temprana edad que los hombres son líderes, ellos están a cargo. Lo socializan de inmediato”.
Contrarrestar esta dinámica podría exigir un cambio en las prácticas de contratación en todos los niveles. Los empleadores también necesitan acomodar a entrenadoras que, a diferencia de sus contrapartes masculinas, deben equilibrar su carrera con tener hijos.
A McGraw le gustaría ver que las atletas son reclutadas para las pasantías de entrenamiento cuando se retiran de la competencia. “Hay bastantes mujeres calificadas, muchas que juegan en la WNBA o en el extranjero”, afirmó. “¿Cómo se empieza? Necesitas experiencia”.
LIDERAZGO
Ser entrenadora nunca le interesó a Gloria Nevarez. Después de jugar baloncesto en la Universidad de Massachusetts, fue a la facultad de derecho y luego se volcó hacia la administración deportiva. Las reglas del juego pronto resultaron evidentes para ella.
Cuando los departamentos de atletismo universitario necesitan ocupar un puesto ejecutivo, a menudo buscan a alguien a quien conocen, un nombre que ya está en el “directorio mental”.
“Realmente se trata de las redes”, afirmó. “¿Estás en ese círculo cerrado que es convocado a jugar golf? ¿Te invitan a ver juegos en la suite de lujo?”
Ese acceso era escaso para las mujeres cuando Nevarez inició su carrera, mientras pasaba de un empleo a otro en la administración deportiva hasta convertirse en comisionada de la Conferencia de la Costa Oeste, en 2018.
Ahora ve la necesidad de más mujeres, y de minorías, en puestos de liderazgo. “Hay departamentos deportivos de ambos sexos en una probabilidad de 15 a 20”, señaló. “Nuestra misión es servir a los atletas y eso no es posible si la administración no es diversa”.
Al igual que otros, Nevarez apoya la contratación proactiva, especialmente para empleos que involucran finanzas y marketing, que “a menudo proporcionan una vía hacia la silla de liderazgo”. “Tiene que haber un esfuerzo concertado”, remarcó. “Tener más mujeres en el liderazgo de alto nivel mejora las cosas”.
COBERTURA MEDIÁTICA
La sabiduría predominante es la siguiente: Las atletas femeninas atraen la atención de los medios de acuerdo con la calidad que ponen en el campo de juego. Pero en un panorama dominado por la NFL y la NBA, a los expertos les preocupa una amplia discrepancia.
La cobertura televisiva de los deportes femeninos disminuyó desde 1989 a 2014 y representa sólo el 3.2% de las noticias y los programas destacados, según un estudio independiente citado por la Women’s Sports Foundation.
El personal de los periódicos incluye desproporcionadamente pocas periodistas de deportes.
“Sin una cobertura mediática justa, los modelos de conducta deportiva de las mujeres son invisibles”, afirmó la fundación, y agregó que “las niñas y las mujeres pueden concluir que hay poco valor cultural asignado a su participación en el deporte”.
En el Tucker Center, la directora Nicole LaVoi recuerda que la NBA luchó durante décadas, ensombrecida por los deportes más populares. La televisión continuó transmitiendo juegos hasta que la liga “creció en su base de fanáticos y creó un mercado”. Lo mismo podría pasar con las mujeres, argumentó.
Las transmisiones diarias de la Copa Mundial Femenina del año pasado atrajeron a aproximadamente mil millones de espectadores. Las emisiones olímpicas captan audiencias considerables al enfatizar la gimnasia femenina y el patinaje artístico.
El tono es igualmente importante, y los investigadores descubrieron que cuando se cubren los deportes de mujeres, se presta demasiada atención a la apariencia física y la feminidad. “No miro el Minnesota Lynx [de la WNBA] porque ellas son sensuales”, observó LaVoi. “El punto es que son atletas increíbles, y las veo porque me gustan los deportes”.
Muchas deportistas de la nueva generación eluden los medios convencionales para interactuar directamente con los fanáticos a través de plataformas en línea, como Twitter, Instagram y Facebook. LaVoi cree que hay razones para ser optimista.
Si las atletas femeninas quieren un cambio, pueden tener que tomar el asunto en sus propias manos. “Sabemos que el deporte refleja las tendencias culturales y sociales”, consideró. “Pero, en algunos aspectos, el deporte puede liderar el camino”.
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