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¿Quién es Gisela Gil Robledo, la futbolista que posó en medio de Bolt, Williams, Messi y Jordan?

La colombiana Gisela Gil Robledo, de 16 años, fue el centro de un anuncio publicitario que se ganó el puesto por su talento y jerarquía en un torneo mundial

Su imagen tomó por sorpresa a muchos cuando una joven futbolista posó entre las gigantes iconografías de Usain Bolt, Serena Williams, Leo Messi y Michael Jordan, para un comercial mundial de Gatorade.

En el anuncio de tres minutos, varios atletas son invitados al “GOAT Camp” en busca de la próxima leyenda. Hacia el final del comercial, la joven aparece esquivando rivales y finalmente anotando con una media volea, ganando un puesto entre los grandes. Situación que causó curiosidad e interrogantes entre los que vieron el aviso publicitario.

Se trata de la colombiana Gisela Gil Robledo, de tan solo 16 años, quien se ganó el derecho de posar tras su participación en un torneo mundial que jugó sus fases finales en España en el 2019.

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Su historia se relata en el documental de cinco episodios “Cantera 5v5”, que se expondrá el viernes (7 p.m.) en la página web del Festival Internacional de Cine Latino de Los Ángeles (latinofilm.org) y el sábado (11:30 a.m.) en Universo. Los episodios también cuentan las historias de otros cuatro atletas en busca de la gloria: Yahya Sabbar (Italia), Rodrigo Alpízar (México), Daniel Zabala (Argentina) y Flavia Alonso De Carvalho (Brasil).

“Eso me dio la oportunidad de estar ahí entre los más grandes”, dijo Gisela a LA Times en Español desde su hogar en Colombia. “La participación en el torneo, por cómo me destaqué… el documental también fue algo muy importante para mí. De verdad, lo disfruté mucho, cuando hice la chalaca… ¡ay no!”.

Gisela es oriunda del Corregimiento de Guabitas, en el municipio de San Juan Bautista de Guacarí, un lugar que describe como “muy alegre, de vecinos muy unidos y con deportistas con talentos. Ellos me apoyan y quiero siempre dejar el nombre de Guacarí muy en alto”.

El municipio está a 32 millas de Cali, la capital del Valle del Cauca, en donde juega con el América Femenino, equipo con el quedó campeón en 2019. Ella estudia actualmente en el 11avo grado en la Institución Educativa José Ignacio Ospina.

“En el colegio me han ayudado tanto y de verdad que le quiero agradecer a ellos porque cuando me toca viajar por un mes o dos, me dan trabajos para hacer y ponerme al día”, dijo Gisela.

Asegura admirar a la delantera de la selección de Estados Unidos, Alex Morgan, y en la rama varonil a Messi y Cristiano Ronaldo. Su estilo de juego lo compararía más al del portugués por su “habilidad y carácter dentro de la cancha, además de su velocidad”.

La guacariceña nunca jugó con las muñecas, su único interés era “correr detrás del balón, jugar al futbol”. Un amor que nació desde muy temprano jugando en el barrio de su pueblo en Guacarí. La influencia provendría de sus tíos, quienes asegura solo a eso se dedicaban a jugar donde “pudieran poner las piedritas en la calle amontonadas para la portería y un balón”.

“Ya están tronquitos, pero aún patean (risas)”, dijo la risueña prospecto. “Mi mamá me regañaba porque yo me mantenía solo jugando con hombres, pegándole a esa pelota todos los días… le llamaba yo a los vecinos para que salieran a jugar conmigo y eso venía desde el colegio también, desde la transición”.

Pero fue David quien le dio el primer gran impulso.

“Gracias a Dios, mi hermano ha sido una ficha fundamental en mi carrera deportiva, tanto como persona como futbolista”, dijo Robledo. “Él creyó en mi desde un principio, siempre me apoyó desde mis inicios. Nunca me dijo ‘no, Gisela’, siempre me dijo ‘vamos para adelante Gisela, que tú puedes’”.

En el documental, ella cuenta que su padre, Carlos Henao, los abandonó apenas cuando ella tenía dos años. Su hermano mayor llenó ese vacío y la guio para desarrollar sus sueños, también con la ayuda de su tía Olivia, la hermana de su madre, quien la ayudó para sus constantes viajes a Cali, en donde entrenaba y jugaba.

“Todos los días sacaba 50 mil pesos ($12.68) de su bolsillo y pues no era nada fácil”, explicó. “Ella tiene dos hijas que la celaban mucho que por qué me tenía que dar. Ella nunca me dijo no, que ‘Gisela, no tengo para darte para mañana’. Siempre me decía ‘venga mami por los 50 mil pesos que mañana tiene que ir a Cali’… ella va cada partido, me acompaña a los torneos y la considero una segunda mamá para mí”.

Tras la presión que existía sobre ella por parte de su madre y la situación económica, Gisela estaba pensando seriamente en dejar de jugar, pero David reconoció el talento de su pequeña hermana y la incitó a seguir jugando. La joven futbolista, recordó las veces que tuvo que escabullirse para poder jugar, pues su madre, Ayda Milena, le decía en numerosas ocasiones que ese deporte era solo para hombres.

A sus 12 años, Gisela buscaba la manera de no perder los entrenamientos, que estaban a un poco más de 50 kilómetros de distancia, como una hora de distancia de Guacarí, en Cali.

“Yo me tenía que ir muchas veces sola porque viajaba con mi mama y pues se nos iba mucha plata en los pasajes”, recordó Gisela, “y tuvimos que mentirle a mi mamá diciéndole que yo me iba con mi hermano, pero mentira ¡yo me fui sola en bus! (risas)”.

Para Gisela, el mayor obstáculo fue su mamá, pero finalmente ella se convirtió en su más grande aficionada, además que la relación entre ellas mejoró.

“Yo la admiro mucho a ella porque ha hecho el papel de padre y madre a la vez, que no es fácil”, dijo. “Ella vendía sancocho cada ocho días con mis tías para conseguir plata para mis transportes, para mis guayos, para lo que yo necesitaba”.

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