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El legado de Valenzuela y la afición latina motivó a Julio Urías a ganar la Serie Mundial

Dodgers pitcher
Julio Urías, centro, celebra con Cody Bellinger, izquierda, y Joe Kelly tras el triunfo en la Serie Mundial sobre Tampa Bay en el Juego 6.
(Wally Skalij/Los Angeles Times)

Por mucho que los fanáticos de su país natal busquen inspiración en Urías, el mexicano también extrae mucha fuerza y motivación de ellos

Poco después de que el zurdo de los Dodgers, Julio Urías, disparara una recta de 97 mph sobre Willy Adames para cerrar el triunfo por 3-1 sobre los Rays de Tampa Bay la noche del martes, se colocó una bandera mexicana sobre sus hombros y la usó como una capa para la mayoría de las celebraciones posteriores al juego en Globe Life Field.

Por mucho que los fanáticos de su país natal busquen inspiración en Urías, Urías también extrae mucha fuerza y motivación de ellos, usándolos como combustible para sus esfuerzos de superhéroe durante la ruta al campeonato.

“Totalmente”, dijo Urías, cuando se le preguntó si sentía que el primer título de Serie Mundial de los Dodgers en 32 años fue una victoria para México. “El apoyo que recibo de todos los paisanos es un apoyo incondicional en las buenas y en las malas. Me siento muy contento, muy orgulloso de poder lograr esto. Esto es para mí, pero también es para todos ellos”.

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Urías, quien creció en Culiacán, en el estado de Sinaloa, en el noroeste de México, tiene solo 24 años y está en su quinta temporada con los Dodgers, pero comprende completamente la rica historia de la organización y sus profundas raíces no solo en México sino en toda América Latina y el Sur de California, hogar de una gran base de aficionados latinos.

En su mente, Urías no solo estaba ayudando a los Dodgers a ganar su primera Serie Mundial desde 1988. Continuó el legado de Fernando Valenzuela, el nativo de Navojoa, México, quien, como zurdo de 20 años en 1981, desató la locura de Fernandomanía y llevó a los Dodgers a un campeonato.

“Desde que firmé, desde mi debut, todos sabemos cuál es el equipo más popular entre los mexicanos y latinos, y es por lo que Fernando supo hacer”, dijo Urías. “Los Dodgers son famosos en México y estás familiarizado con lo que significa ponerse ese color azul. Me siento muy bendecido de ser parte de la organización”.

Fernando Valenzuela durante un partido en abril de 1984.
Fernando Valenzuela durante un partido en abril de 1984.
(Los Angeles Times)

Urías ingresó a las Grandes Ligas cuando tenía 19 años en 2016 y se sometió a una cirugía mayor de hombro en 2017 que lo dejó fuera por más de un año. Sus presentaciones, entradas y conteos de lanzamientos fueron monitoreados de cerca en 2019, cuando alternó entre la rotación y el ser relevista. Urías fue puesto en una licencia administrativa de siete días la temporada pasada después de su arresto por un delito menor de agresión doméstica, que luego fue retirado.

Los Dodgers tienen suerte de tenerlo. Urías jugó un papel clave en la postemporada, con marca de 4-0 con efectividad de 1.17 y un salvamento en seis juegos, dos aperturas. Permitió tres carreras y 11 hits en 23 entradas, ponchó a 29 y caminó a cuatro y mantuvo a los bateadores a un promedio de .138 y .441 en base más slugging.

Logró los últimos nueve outs de una victoria por 4-3 sobre Atlanta en el Juego 7 de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional. Retiró a los últimos siete bateadores en el Juego 6 de la Serie Mundial contra Tampa Bay.

Según ESPN Stats & Info, Urías se unió al ex as de San Francisco, Madison Bumgarner, en 2014 como los únicos lanzadores con cuatro victorias y un salvamento en una sola postemporada. Los 29 ponches de Urías fueron la segunda mayor cantidad en una postemporada de un jugador nacido fuera de los Estados Unidos, detrás de Orlando Hernández, quien ponchó a 31 con los Yanquis de Nueva York en 2000.

“Estuvo increíble esta postemporada”, dijo el martes por la noche Andrew Friedman, presidente de operaciones de los Dodgers. “Solo el competir, la forma en que lo hizo fue lo mejor posible. Simplemente dice mucho sobre él”.

“Jugó una parte muy importante para llevarnos a este punto y luego, obviamente, una gran parte del Juego 7 de la NLCS y una gran parte del Juego 6 esta noche”.

Los Dodgers imaginaron este tipo de presentaciones al firmar a Urías por $450,000 cuando tenía 16 años en 2012, pero el camino para llegar aquí no fue fácil ni recto. Estaba lleno de baches, cambios repentinos de carril y una gran explosión.

Dodgers pitcher Julio Urías
Julio Urías mira hacia el cielo después de salir en el Juego 4 de la Serie Mundial.
(Robert Gauthier / Los Angeles Times)

Pero a medida que evolucionaron los playoffs esta temporada, los Dodgers eliminaron lo que el mánager Dave Roberts llamó los “guantes de niños” en su manejo de Urías, quien a veces se irritaba por las estrictas cargas de trabajo del equipo, pero rara vez se quejaba públicamente.

Urías relevó al tembloroso abridor Walker Buehler para comenzar la quinta entrada en el primer partido de comodines de la Liga Nacional contra Milwaukee y lanzó tres entradas en blanco, permitiendo tres hits, ponchando a cinco y sin base por bolas, en la victoria de los Dodgers por 4-2. Ingresó al Juego 3 de la Serie Divisional de la Liga Nacional contra San Diego con las bases llenas y dos outs en el segundo y los Padres amenazaban con extender una ventaja de una carrera. Urías ponchó al peligroso Fernando Tatís Jr., con una curva de 83 mph y lanzó cinco entradas de un hit, ponchó a seis y dio un pasaporte, en la victoria de los Dodgers por 12-3.

“Fue un trabajo increíble de él”, dijo el receptor Will Smith sobre el enfrentamiento entre Urías y Tatís. “Simplemente entrando y yendo directamente hacia él, sin tener miedo. Pudo haberse salido de las manos un poco para nosotros y realmente les cerró la puerta”.

Urías inició el Juego 3 de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional contra los Bravos, permitiendo una carrera y tres hits en cinco entradas, en 101 lanzamientos, un récord personal.

Cuatro días después, en el Juego 7, Urías ingresó en la séptima entrada de un juego empatado y retiró a nueve bateadores consecutivos en una victoria por 4-3.

“Simplemente tiene mucha confianza, no sube demasiado, no baja demasiado”, dijo Roberts después de la dramática victoria sobre los Bravos. “Ha tenido muchos momentos importantes, pero ese fue probablemente el más importante”.

En realidad, habría un momento más, incluso más importante. Urías inició el Juego 4 de la Serie Mundial, permitiendo dos carreras y cuatro hits, ponchó a nueve y caminó a uno en 4 2/3 entradas de una derrota 8-7 ante los Rays.

Tres días después, relevó a Brusdar Graterol con dos outs en la séptima entrada y los Dodgers se aferraron a una ventaja de 2-1. Urías ponchó al bateador emergente Yandy Díaz y retiró en orden en el octavo.

Con su conteo de pitcheo bajo, su repertorio fresco, Urías fue enviado para el noveno. Hizo que Manuel Margot sacará un elevado al jardín derecho y ponchó a Mike Brosseau mirando una bola rápida de 94 mph en la esquina interior.

Cuando su recta final congeló a Adames, Urías se agachó de espaldas al plato y cerró ambos puños. Se levantó, miró brevemente al cielo y se dio vuelta para encontrar al receptor Austin Barnes, quien había metido la bola del juego en su bolsillo trasero, dirigiéndose hacia él para darle un abrazo de oso. El resto de sus compañeros se dirigieron hacia el montículo.

“Mi mentalidad era sacar ese out”, dijo Urías. “Y de ahí se fue dando, bateador por bateador, como pienso, y cuando menos pensé ya estaba en el último out del noveno inning”.

Aproximadamente una hora después, Urías entró en una sala de videoconferencias, con la bandera mexicana aún colgando sobre sus hombros, e intentó describir la sensación de lanzar el último lanzamiento para ganar una Serie Mundial.

“Fue el lanzamiento más importante, el out más importante de mi vida”, dijo Urías. “Es algo muy bonito cuando estás ahí arriba. Sabes que todo el mundo está esperando eso, y gracias a Dios por todas las bendiciones y contentísimo, agradecido con la vida por todo”.

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