Ya en estado crítico en EE.UU, el fentanilo se filtra ahora por las calles de Tijuana
Un nuevo estudio muestra que los usuarios de drogas intravenosas en México a menudo se inyectan sin saberlo el poderoso fentanilo sintético
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TIJUANA, Mexico — La crisis del fentanilo que se cobra un número cada vez más grande de vidas en Estados Unidos se extendió a las calles de Tijuana, donde los usuarios de drogas intravenosas a menudo se inyectan la poderosa droga sintética sin saberlo, según un estudio dado a conocer recientemente.
Si bien México es mayormente representado como productor y corredor de las cargas de fentanilo cuyo destino final es Estados Unidos, el estudio ofrece una mirada poco frecuente de un problema de consumo en desarrollo, y los autores esperan que los encargados de formular políticas públicas tomen nota.
El estudio de 15 meses examinó el fenómeno mortal del uso ilícito de fentanilo, que hasta ahora estaba en gran medida indocumentado en México.
Las venden en las calles como si fuera oxicodona cuando en realidad son pastillas con dosis letales de fentanilo
El reporte, publicado el mes pasado por la revista científica Addiction, fue encabezado por el Instituto Nacional de Psiquiatría de México y Prevencasa, una organización sin fines de lucro de Tijuana que trabaja con usuarios de drogas intravenosas.
El fentanilo, un opioide sintético, es hasta 50 veces más poderoso que la heroína. Los cárteles de la droga descubrieron que además es más barato y fácil de fabricar en comparación con el proceso -intensivo en recursos y mano de obra- de cultivar amapolas y procesarlas para convertirlas en heroína.
El esfuerzo por documentar el uso del fentanilo en Tijuana se produjo después de que los investigadores comenzaron a notar un aumento en las sobredosis entre los usuarios de drogas intravenosas en la frontera norte de México. Estos consumidores han cambiado en los últimos tiempos la heroína de alquitrán negro por un polvo blanco que se vende como heroína y es conocido en esa ciudad fronteriza como “china blanca”.
“Hace dos o tres años, por cada 10 lugares donde se vendía heroína, ocho eran alquitrán negro y tres de china blanca”, explicó Alfonso Chávez, uno de los autores del informe y coordinador del programa de intercambio de agujas de Prevencasa. “Pero ha habido una transición increíble. Ahora, por cada 10 puntos de venta, dos son de alquitrán negro y ocho de china blanca”.
Según los usuarios de drogas, el costo de una dosis del polvo blanco es de unos 50 pesos mexicanos (o $2.50 dólares), equivalente al costo de una dosis de heroína de alquitrán negro.
El estudio, realizado desde mayo de 2018 hasta julio de 2019, involucró a 89 usuarios de heroína que participaban en el programa de intercambio de agujas. El equipo de investigación recolectó parafernalia de drogas de esos usuarios cada semana, y comprobó evidencia de fentanilo en émbolos de jeringas, ollas de metal y envoltorios.
En 59 de las muestras, los usuarios creían que estaban consumiendo heroína pura en forma de polvo blanco, pero las pruebas revelaron que 55 de ellas contenían fentanilo. De nueve muestras de polvo con una mezcla de heroína y metanfetamina cristalina, todas mostraron evidencia de fentanilo. En cinco muestras de polvo blanco mezclado con alquitrán negro, dos tenían fentanilo.
Ninguna de las muestras de alquitrán negro puro contenía fentanilo, lo cual “sugiere que el alquitrán negro es más difícil de adulterar. Ello podría explicar por qué la presentación del polvo blanco está reemplazando a la heroína de alquitrán negro empleada tradicionalmente en esta región”.
Durante el curso de su indagación, los investigadores presenciaron 20 sobredosis durante un período de seis meses. En los cinco casos en los que pudieron recuperar y examinar la parafernalia empleada, encontraron evidencia de fentanilo.
La policía de Los Ángeles le dijo a una madre del valle de San Fernando que su hijo estaba en una pandilla. Ella dijo que no lo estaba. La investigación posterior descubrió inconsistencias en los informes de los agentes.
Como su uso ilícito aumentó dramáticamente en Estados Unidos, las muertes por sobredosis se dispararon. Cerca de 28.400 personas murieron por sobredosis de opioides sintéticos, incluido el fentanilo, en 2017, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
En el condado de San Diego, 92 personas murieron por sobredosis relacionadas con el fentanilo en 2018, y la tasa de decesos aumentó en 2019.
México no tiene tales datos. La mayoría de las noticias sobre el fentanilo en Tijuana se centran en las incautaciones de contrabando, en lugar de los recuentos de muertes por sobredosis locales. San Diego ha sido, con mucho, la puerta de entrada más común para las incautaciones de fentanilo que cruzan la frontera.
Con cerca de 2.200 homicidios en Tijuana en 2019, la oficina del médico forense del estado está desbordada. “No tienen los recursos para asignar personas que establezcan ‘este individuo murió por una sobredosis de fentanilo, este no’”, explicó Chávez, de Prevencasa.
Los autores del estudio esperan que el reporte llame la atención de los legisladores y brinde recursos al tema. Lo más urgente es suministrar naloxona, un medicamento que revierte los efectos de la sobredosis de opioides, a los hospitales públicos y las ambulancias de la ciudad.
“Más que ser un proyecto de investigación, nuestra esperanza es tener algún impacto en las políticas públicas”, remarcó Chávez.
Dibble escribe para el San Diego Union-Tribune.
Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.
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