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VIDEO: Crece el número de migrantes en espera de asilo político en la frontera entre Arizona y Sonora

En agosto, Margini Flores, sus dos hijos pequeños y su esposo llegaron a Nogales, Sonora, huyendo de su país Nicaragua y en busca de asilo político.

Flores, de 22 años, dijo que en 2018 participó en una marcha en contra del gobierno del presidente Daniel Ortega. Desde entonces fue perseguida por personas encapuchadas quienes la amenazaron de muerte a ella y a toda su familia, señaló.

“Como no nos encontraron, capturaron a mi hermano y lo hirieron en frente de mi mamá”, relató Flores. “Lo golpearon fuertemente en la boca del estómago hasta que le sacaron un testículo”.

Desde que llegó a Nogales, Sonora, la situación de Flores y su familia ha sido difícil por la escasez de albergue.

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“La señora del albergue me dijo que me iba a dar un lugar en donde dormir solo por una noche y que al siguiente día, tenía que ir a buscar otro lugar porque llevaba niños chiquitos”.

En marzo, la administración Trump, bajo una ley de salud pública que data de 1944 conocida como Título 42, ha expulsado del país a miles de migrantes. Bajo esta norma, únicamente en la frontera suroeste del país la Patrulla Fronteriza reportó 197.043 expulsiones. Solo en septiembre fueron 48.327.

Sin embargo, muchos migrantes siguen buscando otras opciones para ingresar al país y mueren en su intento.

El doctor Gregory Hess médico forense del condado Pima explicó en un video –traducido al español– que este año han tenido dificultades para identificar a cientos de cadáveres de indocumentados que han perdido la vida en el desierto.

“Todavía tenemos alrededor de 800 a 850”, reveló Hess.

Hess, es quien examina los cuerpos que permanecen refrigerados en bolsas de plástico y en diferentes estados de descomposición.

“La mayoría de los restos –que llamamos indefinidos–, son probablemente personas que han muerto por estar expuestas a las condiciones extremas del clima y que no tenían agua disponible”, señaló Hess.

Nogales cuenta con una población de 233.952 habitantes y una tasa de desempleo de 23.9 por ciento de acuerdo a los últimos datos de CONAVE, organización que mide los niveles de pobreza en México. Sin embargo, la pandemia ha generado más desempleo, pero las últimas cifras aún no se han dado a conocer.

Alma Mendoza del grupo sin fines de lucro Esperanza en la Frontera reúne alimentos y artículos de primera necesidad entre amigos y familiares en Phoenix y viaja a Nogales por lo menos dos veces al mes para ayudar a los migrantes y a personas que viven en extrema pobreza.

“Nos dijeron que había días que no comían”, dijo Mendoza. “La gente que duerme en el panteón nos pedía que si podíamos traerles una cobija principalmente durante los meses de frío”.

Mendoza no cuenta con oficinas para su grupo. Ella utiliza Facebook para llegar a la gente y pedir ayuda. Cuando llega a Nogales, entrega los artículos en un pequeño parque en la calle Reforma. Allí llegaron los migrantes a recoger comida enlatada, ropa y algunos juguetes para los niños.

Después de su primera parada, Mendoza recorre algunos vecindarios pobres. A orillas de un basurero encontró a muchas personas que sobreviven de lo que pueden rescatar de los desperdicios.

Mendoza dijo que muchas personas que no tienen los recursos económicos y que han perdido sus casas o que no tienen dinero para la renta, llegan a vivir a los basureros.

“A ellos les llaman los paracaídas, porque es gente que viene y agarra un pedazo y empiezan a hacer su casa del desperdicio de la basura”, expuso Mendoza.

Refugio Ramos, de 54 años, perdió su trabajo en las maquilas debido a la pandemia. Con lo poco que tenía ahorrado, dijo que compró un pedacito de terreno a orillas de un basurero.

“Con sacrificio, pues todavía lo estoy pagando porque la renta se me hacía muy cara”, dijo Ramos.

Hace tres meses, Ramos encontró láminas, cartón, pedazos de metal y otros materiales en el basurero. Con sus propias manos construyó su pequeña vivienda.

“Toda mi vida he luchado y toda mi vida he sufrido y gracias a Dios aquí estoy, mire”, dijo Ramos.

En la vivienda de Ramos no hay electricidad ni agua potable. Una vecina le regala agua con una manguera. Al principio era difícil hacer sus necesidades fisiológicas, señaló, sin embargo entre la basura encontró la solución y ayudándose con una pala hizo una letrina.

“Hice un hoyo y enterré un bote de esos grandotes, y conseguí esa tasa en el basurero también”, dijo Ramos.

Su vivienda tiene dos cuartos cuyas paredes están cubiertas de cartón. Uno de ellos lo utiliza como cocina y en el otro tiene dos camas con colchones que alguien le regaló. Allí duerme ella, su hija y sus cuatro nietos.

Los artículos de primera necesidad que Mendoza llega a regalar dos veces al mes, son de mucha utilidad dijo Ramos.

“Nos ayuda mucho con la despensa, con aceite”, dijo Ramos. “Así ahorramos el dinero para otras cosas”.

Al otro lado de la ciudad, el esposo de Flores ya consiguió empleo, dos días a la semana, como ayudante de albañil. El dinero que gana, lo utilizan para pagar la renta de un cuarto, dijo Flores. Ella y su familia seguirán en Nogales hasta que cambien las políticas del gobierno y así esperar una resolución de asilo político en Estados Unidos.

Mendoza dijo que lleva ocho años realizando la labor de ayudar porque vio la necesidad de muchos migrantes y gente que vive en extrema pobreza.

“Es una satisfacción muy grande, a veces no lo puedo ni explicar cuando vemos a los niños que se van contentos con un juguetito que para nosotros quizá no significa nada, pero para ellos es mucho, la alegría, en un tiempo de espera”, comentó Mendoza.

Después de los resultados de las pasadas elecciones en Estados Unidos. Los migrantes varados en Nogales, Sonora, esperan que el presidente electo Joe Biden revierta las restricciones impuestas por la administración Trump. Sin embargo, aunque Biden ha criticado algunas de esas restricciones, no ha dicho si las revertiría inmediatamente. Hasta el momento Biden no ha hecho comentarios sobre las regulaciones fronterizas que permiten a las autoridades estadounidenses expulsar rápidamente a los migrantes que buscan asilo político, incluso a quienes van acompañados de sus niños.

*Julio Cisneros es profesor de la Escuela de Periodismo Walter Cronkite de ASU. Cisneros es ganador de seis premios Emmy y ha publicado dos libros.

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