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OPINIÓN: Abusos de la policía y los latinos

Los manifestantes se enfrentan a la policía durante la marcha de George Floyd/Black Lives Matter
Los manifestantes se enfrentan a la policía durante la marcha de George Floyd/Black Lives Matter en el centro de Whittier el domingo 31 de mayo de 2020.
(Raul Roa/Raul Roa/Staff Photographer)

La muerte en la ciudad de Minneapolis de un ciudadano afroamericano, a manos de un policía en un procedimiento de detención aparentemente menor, se ha convertido en el punto de quiebre de un fenómeno que no es nuevo, pero que al ser grabado en toda su brutalidad, dio la vuelta al mundo y las protestas se han dado en muchas ciudades de Estados Unidos y varios países.

El suceso y el video hacen evidentes situaciones que tristemente siempre han ocurrido. La discriminación y brutalidad policiaca en contra de los afroamericanos no se puede ignorar ante imágenes tan aberrantes. Cierto, sería injusto decir que son todos o la mayoría de los policías. De hecho, se trata de un porcentaje bastante menor, pero existen y reflejan un discurso racista, terriblemente dañino.

Sin caer en generalizaciones simplistas, podemos afirmar que otro grupo poblacional que es cotidianamente víctima de los abusos de las fuerzas del orden son los latinos y particularmente los mexicanos. Quizá por eso, en algunas ciudades como en Los Ángeles en el estado de California se han distinguido en las marchas de protesta, banderas mexicanas y de otros países latinoamericanos.

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En el caso de los latinos, a los excesos de los policías locales se suman las rudezas y abusos de agentes del Immigration and Customs Enforcement (ICE), toda vez que la comunidad afroamericana es americana, mientras que la comunidad latina es percibida como inmigrante.

Los datos sustentan de muchas maneras las afirmaciones anteriores. Mientras que los afroamericanos representan el 12% de la población adulta en Estados Unidos, significan el 33% de los presos en cárceles estadounidenses. Y mientras que los latinos son el 16% de la población adulta, denotan el 23% de los reclusos. De todos los presos en EE.UU que no son ciudadanos estadounidenses, al 30 de mayo de este año, el 67% son mexicanos, representando por mucho el grupo más grande de no ciudadanos en prisión y muy lejos del 25% que personifican los mexicanos entre la población inmigrante.

Claro, no todos ellos son brutalizados y la mayoría están en esa situación por causas plenamente justificadas, pero los números dejan ver la selectividad de un sistema que opera en contra de los afroamericanos y los latinos. Hay quien dice que esas cifras son reflejo de una desigualdad social y no tanto del sistema legal o penitenciario, pero esa es precisamente la crítica, porque ni modo de aceptar, como insinúan algunos políticos que los afroamericanos o los latinos o los mexicanos “cometen” más delitos que los blancos.

En este contexto, las afirmaciones que Donald Trump hizo durante su campaña electoral de 2016 afirmando que los mexicanos que llegaban a Estados Unidos eran violadores y delincuentes, además de falsas, exacerban los eventuales abusos sobre esta población de parte de las fuerzas del orden. Es claro que más allá de lo que el hoy presidente de Estados Unidos crea y de que resulta evidente que esas afirmaciones estaban y están aún, dirigidas a su base electoral, no es posible ignorar que tiene como uno de sus efectos, buscado o no, eventuales abusos. Total, son violadores.

¿Y puede México hacer algo? Con frecuencia nos hemos preguntado qué puede hacer México y su gobierno en este contexto. La salida fácil, desde una cómoda oficina en la Ciudad de México, a la que el actual gobierno recurre con excesiva frecuencia y frivolidad, es que se trata de procedimientos y leyes de Estados Unidos en las que no nos podemos meter.

Ese, es un enfoque bastante cobarde de defensa de los mexicanos. Además, no es cierto. Durante muchos años, con muy escasos recursos, los consulados han intervenido para defender a los mexicanos que por alguna razón tienen problemas con el sistema de justicia. Varios cónsules, desafortunadamente no todos, sostienen reuniones periódicas con autoridades y policías locales para hacer ver las aportaciones de los mexicanos a la ciudad y solicitar respetuosa pero enfáticamente el respeto de los derechos humanos de los paisanos.

AMLO prometió en campaña que convertiría a los consulados en espacios de protección de los mexicanos en Estados Unidos. Seguimos esperando. No sólo no lo ha hecho, sino que les ha reducido presupuesto y a pesar de que en campaña dijo que no dejaría pasar una sola de las afirmaciones de Trump como las que mencionamos más arriba, su silencio lo convierte en cómplice de los abusos sobre los mexicanos qué aunque vivan en EE.UU, siguen siendo mexicanos y de manera sistemática y puntual envían cuantiosas remesas a México, siempre acompañadas del festejo oportunista del Presidente mexicano.

Jorge Santibáñez es presidente de Mexa Institute

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